En una habitación en penumbra se coloca una vela encendida, a la altura de los ojos, a unos setenta centímetros de la misma.

1. Se fija la vista en la llama de la vela intentando evitar, en lo posible, el parpadeo.
2. La atención se centra en el ligero movimiento de la llama. El ritmo respiratorio se serena y se ignora cualquier interferencia del pensamiento.
3. Después de unos instantes se cierran los ojos y se cubren con las palmas de las manos.
4. Debido a un fenómeno óptico, aparecerá impresionada la llama de la vela en la mente.
5. El practicante se concentrará en dicha luz. Observará su forma, su cambio de colores; cuando se mueva hacia los lados, arriba o abajo, o tienda a desaparecer, se ha de hacer lo posible, sin esfuerzo, por mantenerla en su sitio.
6. Cuando la imagen desaparece definitivamente, se abren los ojos y se repite el ejercicio inicial.
7. La duración de esta antiquísima técnica del Raja Yoga es de unos diez minutos.

Es uno de los ejercicios mejores para centrar la mente dispersa y favorecer la concentración mental.