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Nota: Abstenerse de practicar esta asana quienes padezcan de hernia o tensión ocular

Frente en ambas rodillas
PASCHIMOTANASANA

Beneficios

Sus efectos positivos se extienden por toda la columna. Se refuerza la musculatura de la espalda, abdomen, piernas y glúteos aumentando de manera notable la elasticidad de todo el cuerpo. Se intensifica la irrigación de sangre a la cabeza. Al comprimirse el abdomen se aligera al plexo solar. Se revitalizan los órganos del aparato digestivo en especial, el páncreas. Actúa sobre el aparato urinario y mejora la circulación sanguínea. En el aspecto estético combate la obesidad y afirma los músculos de las piernas, abdomen y la espalda. Potencia las facultades de concentración e introspección.

Simbolismo

Si bien esta asana tiene varios simbolismos, uno de ellos es el escudo. Como otros elementos guerreros de la antigüedad, protege y defiende a quién lo posee. A la vez, simboliza el mundo de la materia y el astral, donde el combate de las fuerzas positivas y negativas se relacionan como dos elementos constantes y mutantes de la Naturaleza.

Postura inicial

Sentado sobre el suelo, espalda recta, con las piernas estiradas, los pies juntos, las manos sobre los muslos y la barbilla colocada un poco hacia abajo.

Postura dinámica

Se estira la espalda y se la pone recta. Un leve cambio en el movimiento de los miembros altera los beneficios de una parte del cuerpo a otra. Es bueno que el practicante compruebe como redondeando la espalda o manteniéndola aplanada el trabajo muscular varía en intensidad y calidad. Ambas modalidades son correctas aunque se suele recomendar para una mayor eficacia muscular colocar durante la asana la columna vertebral recta.

Se deslizan las manos sobre las piernas mientras se dobla el tronco hacia delante hasta que se tocan los tobillos o los dedos de los pies. Procurando no doblar las rodillas se aferra a uno de estos dos puntos y se trata de apoyar la frente en ambas rodillas o cerca de ellas. Se mantiene unos segundos esta posición, muy relajado, con el mínimo de esfuerzo y luego, distendiendo conscientemente todos los músculos del cuerpo, se flexionan los brazos, se colocan los codos en el suelo y se sigue apoyando (sí se puede) la frente en ambas rodillas.

Postura de mantenimiento

Durante la permanencia en la asana se procurará respirar de una manera normal y fluida. El tronco y las piernas se mantienen lo más rectos posible. Si al principio no se alcanza a tocar las rodillas con la frente, es señal de que con un poco de distensión muscular y paciencia, pronto será posible lograr esta importante flexión del tronco.

Retorno a la postura inicial

Se suelta el agarre, los brazos quedan a los costados del cuerpo y se levantan, de manera gradual, la cabeza y el tronco, hasta volver a la postura de sentado con lentitud para así evitar cualquier ligero mareo debido al cambio rápido de presión en la cabeza. Por último, se descansa. Más tarde, se vuelve a repetir el ejercicio.

La respiración es normal y uniforme.